Me encontraba en mi pais natal, donde todo podía ser como lo esperase durante estos años, exepción de la visita a algun familiar, era algo que no deseaba realizar ni de manera cortez ni porque fuera a cometer un omicidio, aunque la última opción no sonaba tan descabellada ni desalentadora como la primera.
Mis ojos se desviaban de una vitrina a otra, observando las varatijas que en ellas se exponían, no tenía necesidad de entrar para saber que la monotonía de la vitrina comprendía al resto del lugar, sabía perfectamente quien era el dueño de ese local, pero poco me importaba que alli se quedase, no enorgullecia ni empobrecía a mi pais, y al fin de cuentas tampoco me interesaba.
Podría pasar una eternidad sentada en la banca en frente de aquella vitrina, sin conocer a muchos y sin ancias de ser conocida, aveces la identidad anónima era una opcion exelente para una vida cotidiana, no tendrías que estar expuesta a investigaciones de casos en los que presuntamente estaría implicada, aunque no era tan tonta como para dejar algo que me inculpara, la apariencia de maniaca demente era solo un difraz, para que la mente de acusadores juzgara por verme como inocente, usaba la psicología inversa siempre que esta me diera la oportunidad de invertirla.
Me examinaba las uñas a falta de algo mejor que hacer, pero con unas impetuosas ideas que darían paso a querer un poco más de accion de la necesaria para llamar la atencion de cualuiera que pasara. Extraje un cigarrillo del bolsillo de mi negra capa viajera, llevandolo a mi boca para fumarlo en fracción de segundos, urge un poco más en el bolsillo en busca del encendedor que al parecer se había colado en un hueco inexistente porque no estaba, mire hacia los lados y al no ver a nadie que pudiera prestarme uno lleve el dedo indice a la punta del cigarro, expandiendo un poco de fuego desde la uña para que este se encendiera y poder furmarlo con un poco de calma.